La investigación que se lleva a cabo desde el pasado año en una bodega de Ribeira Sacra sobre las posibilidades de la crianza de vino en roble gallego será ampliada para valorar también la recuperación del uso de la madera de castiñeiro en la fabricación de barricas.
La Escuela Politécnica Superior de Lugo, que inició este proyecto con el apoyo de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, ha conseguido después de muchos esfuerzos hacerse con dos pequeñas cubas de castaño, en las que se realizará una nueva experiencia con mencía. Los resultados de las pruebas con esta variedad de uva realizadas en madera de carballo han sido muy satisfactorios y se darán a conocer próximamente en una cata comentada cuyo escenario está por concretar.
Una madera en desuso
Casi todas las cubas que servían en las bodegas gallegas hasta hace un par de décadas para fermentar y almacenar el vino eran de castiñeiro, una madera muy utilizada tradicionalmente por los toneleros. Pero su empleo en la fabricación de barricas cayó en desuso y hoy ya es difícil encontrar alguna que esté hecha de ese material. Los bodegueros se fueron desprendiendo de ellas -su gran volumen suponía un estorbo- cuando se generalizó el uso de depósitos de acero inoxidable.
Para desarrollar esta nueva investigación en la bodega Algueira, se han encargado dos barricas de castaño, de cien litros cada una, en las que envejecerá una partida de mencía de la última cosecha. Conseguir las cubas de castiñeiro no fue una tarea sencilla. Después de un primer intento fallido de elaboración en Galicia, se recurrió a una tonelería de Montilla, en Córdoba. «El problema que se nos planteó la primera vez es que la madera se había secado mucho, pero por fin hemos conseguido que estuviese en el momento óptimo», explica el profesor Díaz-Maroto, coordinador del proyecto.
También acacia
Una tonelería de La Rioja esta fabricando otra barrica de madera de acacia espinosa para realizar una tercera experiencia en la Ribeira Sacra dentro de este proyecto.