El Bierzo es una comarca cien por cien castañera -de hecho, dispone de una Marca de Garantía-, pero hasta ahora no ha sabido aprovechar económicamente su potencial ni vertebrar un sector que ofrece grandes posibilidades, no solo económicas, sino también turísticas y de carácter etnográfico. La castaña es una seña de identidad para la región berciana, al igual que lo son el botillo, la manzana reineta o la pera conferencia. Obviar esta realidad es cerrar las puertas al desarrollo. Un desarrollo que llegaría con la profesionalización del sector y la unificación de la gestión, dado que el amplio abanico de propietarios privados dificulta la explotación rentable. De llegar a conseguirlo, El Bierzo multiplicaría casi por tres su producción y los ingresos derivados de esta, pasando de las 8.300 toneladas actuales a las 24.000, y de los más de 20 millones de euros de valor en el mercado que se obtienen ahora mismo a los 60 millones de euros. Pero para ello, lo primordial es combatir los dos grandes problemas que a día de hoy acechan a la castañicultura. El abandono de los sotos y la despoblación de las zonas rurales se alzan como los grandes verdugos, ganando terreno a enfermedades como el chancro, que gracias a las últimas investigaciones prácticamente ha desaparecido ya en todo el territorio comarcal.
«El sector no existe realmente, está desmembrado. El objetivo del programa Castanea es precisamente conseguir la vertebración del sector en el Bierzo. Una vez vertebrado, se puede lograr un valor de 60 millones de euros y alcanzar en una primera fase los quince millones de kilos. Ahora mismo no se recoge toda la producción, sino solo lo más rentable. Además, hay una parte importante que se ha abandonado, tanto por culpa del chancro como por la falta de población», asegura el secretario de la Mesa del Castaño del Bierzo, Roberto Rubio, que ejerce asimismo de técnico forestal de Cesefor. Y es que la calidad de la castaña berciana, de características similares a la de Galicia y el occidente de Asturias, es aval suficiente del éxito. «Es una castaña dulce, que pela bien y que no tabica ni divide», aclara el profesor titular de Universidad de Santiago de Compostela, Santiago Pereira.
Según las estimaciones apuntadas por el viceconsejero de Desarrollo Sostenible de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, José Manuel Jiménez, «de un soto bien gestionado podrían obtenerse 1.500 kilos de castañas por hectárea». Por lo tanto, si en el Bierzo hay 19.000 hectáreas de castaños -el 30% del total de Castilla y León, con 60.000 hectáreas-, la producción potencial es de 24.000 toneladas, teniendo en cuenta que dentro del total, unas 3.000 hectáreas sirven a la industria maderera. Un mundo por descubrir y un negocio totalmente desaprovechado que la semana pasada inició en Ponferrada su despegue con la celebración de Biocastanea 2010, un encuentro monográfico con vocación de futuro que persigue la revalorización del sector y la recuperación de los sotos, atajando para ello el abandono. Aquí, productores, expertos y administraciones públicas se dieron la mano para propulsar la castañicultura y se comprometieron a buscar nuevas alternativas, bien recibidas en tiempo de crisis. De hecho, profesionalizar la actividad no solo permitiría el aumento de la productividad y de la rentabilidad, sino que conllevaría también la multiplicación de los puestos de trabajo. «Solo directos se crearían 500 en toda la comarca», asegura el técnico de Cesefor.
La transformación in situ, es decir, en las mismas zonas productoras; la mejora del estado y la conservación de los sotos, potenciar la marca de garantía y aumentar las superficies de castaños como se hacía otrora son las principales líneas de actuación defendidas desde la Junta de Castilla y León para dar vigencia a un sector económico ralentizado y descuidado.
Cooperativismo
Lograr la integración total del sector de la castañicultura en un plazo de diez años, incluyendo en el proceso la producción, la transformación y la elaboración final. Este fue el objetivo marcado durante Biocastanea por el director general de Medio Natural de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, José Ángel Arranz, quien reconoció que el principal problema para ello se encuentra en la titularidad de los castaños. Multitud de propietarios para un solo soto. De hecho, puede hablarse de ejemplos donde en cinco hectáreas tienen terreno más de 50 personas. Un inconveniente importante pero, en todo caso, subsanable mediante la aplicación de modelos de gestión colectiva, como puede ser la creación de cooperativas. «Establecer unidades mínimas de gestión, como una cooperativa en la que cada socio aporta unos derechos de producción es una solución», considera el secretario de la Mesa de la Castaña del Bierzo. La otra, concentración parcelaria.
Enfermedades
Según un estudio publicado el pasado mes de junio por la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden) y elaborado en colaboración con la Universidad de León (ULE), más del 80% de los castaños del Bierzo están infectados por el hongo Cryphonectrica parasítica (lo que comúnmente se conoce como chancro) y ya son noventa mil los árboles muertos.
Pues bien, gracias a los tratamientos fitosanitarios y, sobre todo, al uso de cepas hipovirulentas, esta enfermedad empieza a ser historia. La lucha biológica se ha convertido en la gran aliada de los sotos bercianos, los avances alcanzados por los investigadores del Centro de Sanidad Forestal de Calabazanos (Palencia) son la base la mejoría a nivel regional.
«Los resultados son optimistas, en un breve plazo de tiempo se atajará por completo la enfermedad», asevera el viceconsejero de Desarrollo Sostenible de la Junta. Ejemplos de éxito pueden encontrarse en Cataluña, donde esta técnica ha permitido inocular el chancro, reduciendo el desarrollo del hongo dañino y permitiendo la curación del árbol. Así lo expuso en Ponferrada uno de los investigadores del área de Espacios Naturales Protegidos de la Diputación de Barcelona, Josep Argemi.
No obstante, si bien el chancro está extendido de forma generalizada por toda la comarca berciana, no ha afectado de igual manera a todos los municipios. En la zona de Balboa y Barjas (Bierzo Oeste) la afección ha sido menor, mientras que en Bembibre, Valle de Finolledo o Vega de Espinareda, se ha multiplicado la virulencia de esta enfermedad.
Potencial turístico
Los sotos no sólo pueden explotarse para la recolección del fruto y de cara a la industria maderera, su gran atractivo hace de ellos un reclamo turístico de primer orden. Bosques milenarios que gozan de la admiración de los turistas y se integran en parajes ampliamente reconocidos, como Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad y zona de castañas por excelencia. «No hemos sabido enfocar el sector desde el punto de vista comercial, debemos trabajar también en la línea turística, explotar su atractivo casi mágico», asegura el responsable regional de Desarrollo Sostenible.