Oviedo, Rosalía AGUDÍN
El castaño español puede ser una alternativa económica para Asturias a corto plazo. El Centro Tecnológico Forestal y de la Madera de Asturias (Cetemas) lleva cinco años estudiando las ventajas de este árbol para que el Consejo Nacional de la Madera en la Construcción acredite su calidad para uso estructural. «Una vez obtenida la certificación, los arquitectos junto los ingenieros usarán este tipo de madera para realizar obras. Una vez que se le dé el visto bueno, el castaño se encontrará amparado bajo una normativa» que garantice su calidad para ser usado en la construcción, señala Abel Vega, investigador y responsable del departamento de madera estructural de Cetemas.
El estudio sobre este tipo de madera se realiza desde el año 2009. Para ello, se han usado más de un millar de cortezas procedentes de las comunidades autónomas productoras de castaño, entre las que se encuentra Asturias, cortadas en tres tamaños diferentes. De esta forma, el Cetemas pudo observar con exactitud todas las propiedades características del castaño. «Las ventajas que esta madera tienen son muchas. Su resistencia a las condiciones climatológicas junto a sus propiedades mecánicas; es decir la equiparación entre la tasa de crecimiento y la calidad de la madera son muy buenas», señala Vega. Durante el ensayo, este centro de investigación pudo comprobar que el castaño español posee una durabilidad mayor que el resto de árboles, como por ejemplo el pino. Además, las características de la corteza permiten a esta especie «vivir en ambientes húmedos y sin necesidad de aplicar productos químicos ni tratamientos para protegerla frente a hongos o insectos, a diferencia de los pinos u otro tipos de maderas», afirman desde el Cetemas. A este proceso de certificación sólo le queda el último paso, que el Consejo Nacional le conceda el visto bueno. «La aprobación de la norma española es inminente y, esperamos que en los próximos meses se incluya en la norma europea», comenta Vega. De esta forma, el castaño español se comercializará en todos los rincones del mundo bajo una normativa que asegure su calidad y su demanda, previsiblemente, aumentará. «El mercado de la madera se dinamizará. Además, la comercialización de esta especie será más transparente de lo que hasta ahora es», afirma Abel Vega.
Este aumento de la comercialización podría repercutir en una subida del precio del castaño. «Se debe esperar un período de tiempo, más o menos largo, para saber si el precio del castaño se revalorizará», señala este investigador. Con esta distinción no sólo el cliente se verá beneficiado con esta normativa de calidad, «sino que también el mercado se impulsará. Los empresarios y los constructores apostarán por el castaño a la hora de usar un material maderero», añade el responsable del departamento de madera del Cetemas, entidad que a lo largo de los cinco años de proyecto no ha querido dejar de lado la castaña. Por ello, se ha realizado un estudio de gestión mixta en la que este producto adquiere una gran relevancia. «La certificación quiere poner en valor toda la especie y no se debe dejar de lado a su fruto. Este árbol es multifuncional y se deben aprovechar todas sus ventajas, no sólo la maderera», explica Vega.
Hasta ahora, sólo el castaño italiano junto al eucalipto y tres especies de pino habían obtenido esta certificación de calidad. Es más, en algunos países, como por ejemplo en Francia, donde el castaño está presente en la mayor parte de su geografía, aún no se ha emprendido un proyecto de estas características. Esto se debe a que los costes para poder realizar este estudio son muy elevados y, además, el trabajo de campo debe de ser muy extenso, debido al elevado número de cortezas a analizar. En España, este proyecto se ha llevado a cabo gracias a los esfuerzos del Cetemas y a las subvenciones proporcionadas del Principado y del Ministerio de Economía y Competitividad, vinculadas al Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Este proyecto no sólo ha servido para que el castaño sea usado en un futuro próximo por arquitectos e ingenieros de todo el mundo, en sus construcciones como un producto de calidad. Su estudio ha permitido «poner un punto de partida en la mejora de este tipo de madera. En la actualidad, en España la gestión forestal de masas es casi inexistente, por ello se debe de crear un proyecto de cara al futuro. De esta forma se podrá mejorar», concluye el responsable del departamento de madera estructural del Cetesma, Abel Vega.