La castaña, uno de los símbolos del otoño en la Galicia rural, va camino de compartir el refrán que dice que de los gorrinos se aprovecha todos. Era público su sabor asadas o cocidas, su utilidad para hacer collares, su papel como materia prima de los marron glacé, su inclusión en la dieta de los cerdos para competir con el de bellota o que incluso se exportaban al exterior convertidas en confitura como si fuesen melocotones en almíbar. Pero ahora el fruto de los montes galaicos va camino de convertirse en la reina de los gin tonics –una bebida espirituosa en auge– gracias a dos coruñeses (Álvaro Díez y Julio Castro-Acuña) y un lucense (Luis Yordi) que han lanzado al mercado la ginebra Vones.
“Teníamos claro que queríamos algo diferente y pensamos en la castaña”, cuenta Álvaro Díez, uno de los socios, que recuerda que el germen del proyecto nació en los años universitarios. Por aquel entonces, hace 12 años, “empezaba la ginebra y su auge fue creciendo”.
Lo estudiaron y poco a poco, pese a que sus carreras se fueron por otros derroteros y no hubo nada de hostelería ni químicas de por medio, idearon una ginebra a la que imprimir “un carácter gallego” pese a su fabricación londinense. “Pensamos en nuestra castaña por su sabor amargo y la quisimos incluir entre los sabores botánicos mientras el destilador se llevaba las manos a la cabeza pero con un ingeniero químico y un catador conseguimos que expertos aprobaran la bebida”, concreta.
Y al final la castaña pasó sin comerlo ni beberlo, sobre todo sin beberlo, a ser un ingrediente más del gin tonic pero sin estar presente físicamente como la aceituna típica del vermouth.
La gente se sorprende “muchísimo al ver que tiene ese fruto entre sus componentes porque es la única en el mundo pero descubren que es una auténtica ginebra seca: suave, fresca replica audemars piguet y renovada”.
En la actualidad cada vez son más las presentaciones y los locales donde Vones Gin está presente –en la ciudad los actos de promoción son una constante– gracias a que salió al mercado el septiembre del año pasado. “Estuvimos trabajando año y medio hasta que tuvimos la muestra final”, rememora Díez, que reconoce que por detrás contaron con la ayuda de uno de los mejores destiladores de Londres para hacer posible el sueño.
Ahora los tres jóvenes trabajan para iniciar su distribución a gran escala más allá de Galicia y Asturias. Incluso “hay negociaciones en Italia y Bélgica”, y los experimentos nuevos quedarán aparcados aunque habría posibles ediciones limitadas.