El discípulo de Barandiaran habló sobre la vida en los caseríos en torno al año 1500. En esta época la “casa aislada” era el centro de la vida económica y social de los habitantes de Bizkaia. El trabajo estaba ligado fundamentalmente a la tradición ganadera y pastoril, la agricultura no tuvo incidencia hasta la llegada de los “nuevos productos de las Indias”. La introducción en la península del maíz supuso un cambio en la agricultura “ya que, hasta entonces, el mijo, denominado artatxikia era el cereal básico de las plantaciones”, explicó Manterola.
La verdadera revolución llegó con la patata, a finales del XVIII y principios del XIX. “Hasta entonces, los habitantes de Bizkaia comían mucha castaña para nutrirse de hidratos de carbono”.
Tipos de caseríos en Bizkaia
Desde el año 1900 no se han vuelto a construir nuevos caseríos, con la excepción “de la época de la posguerra”. Manterola se refirió a la regresión que fue sufriendo “el baserri” al tiempo que las villas se fueron industrializando.
En Bizkaia se construyeron, principalmente, dos tipos de caseríos. En la zona de Arratia, Karrantza y Orozko la mayoría de las casas son de tres plantas. La baja, a ras de suelo, se destina a la cuadra. La primera, la habita la familia y la última el camarote “o ganbara, en la que se guardaban los alimentos”.
En la zona del Txorierri, Mungialde y Gernikesado los caseríos tienen dos plantas. La parte delantera es la destinada a la familia, “con un portalón de acogida”. A un lado se edifican la cocina y el dormitorio y en la primera planta, las habitaciones. La parte trasera del caserío se utiliza como cuadra. “En líneas generales las personas que habitaban estos caseríos vivían más de la agricultura que de la ganadería”.
Manterola se refirió a las vegas “o tierras fértiles”, en las que vivía sobre todo “la aristocracia”.
La importancia de las cofradías y las fogueraciones y su relación con el monte “que era como las gasolineras actuales ya que de allí se extraía todo lo que se necesitaba para vivir” y la significación espiritual del caserío coparon la última parte de la ponencia de Ander Manterola.